La comida, el dinero, el sexo, las drogas y el rock and roll estimulan la liberación de dopamina en distintas áreas del cerebro, lo que provoca sensación de placer. A este circuito se le llama sistema de recompensa.
Desde hace tiempo se conoce la anhedonia, un trastorno en estas vías que impide sentir placer.
Ahora, la revista Current Biology publica una investigación que muestra la existencia de unas vías nerviosas únicas para la música en este sistema de recompensa. Con este estudio se demuestra que pueden haber vías específicas para sentir el placer de la música, diferentes al de otro tipo de estímulos.
Las personas con anhedonia musical no disfrutan con Vivaldi, pero sus corazones se aceleran ante la idea de ganar dinero extra
El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), en colaboración con el Instituto Neurológico de Montreal (Canadá), analiza la anhedonia musical en personas que no disfrutan con la música.
Para identificar a estos voluntarios que no se emocionaban con la música aunque la percibieran bien, los científicos diseñaron un cuestionario que se puede responder en esta web.: http://www.brainvitge.org/bmrq.php
Nessun dorma para investigar.
Los resultados indican que aunque las personas con anhedonia musical no disfrutaban con Vivaldi, su fisiología y sus corazones se aceleraban cuando podían ganar dinero extra.
“Dada la naturaleza abstracta y compleja del sistema de recompensa musical, las emociones evocadas por la música no solo se procesan en este sistema sino que también intervienen otras áreas cerebrales relacionadas con la percepción musical” añade Marco.
Música triste para el cerebro
Un año más tarde, los investigadores volvieron a reunir a la mayoría de voluntarios para estudiar la consistencia del experimento realizado. En esta ocasión, se les pidió que asociaran la música que escuchaban a cuatro tipos de sentimientos: felicidad, miedo, tristeza o paz.
Todos los voluntarios, incluidos los que padecían anhedonia musical, supieron reconocer estas emociones en las piezas.
“Aunque sintamos tristeza, nuestro sistema de recompensa se activa”, añade Marco. “No solo pasa con la música. De hecho, una de las razones por la cual nos gustan las películas de miedo o los dramas es porque nos evocan emociones, y todo el circuito emocional está conectado con el sistema de recompensa”
Referencia Bibliográfica: http://www.agenciasinc.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario