Los hallazgos del yacimiento de la cueva del Paleolítico Inferior Gran Dolina, de la Sierra de Atapuerca (Burgos), han generado importantes avances para el conocimiento de la evolución humana y la ocupación de Eurasia.
En 1995, concretamente, se hacía público en la revista Nature el hallazgo de los primeros restos de homínidos en un estrato de terreno denominado TD6, que dataron como anteriores a 780.000 años. Se trataba del Homo antecesor, la especie homínida más antigua de Europa conocida.
Anteriormente se les daba una edad mínima de 780.000 años y ahora saben que se están refiriendo más exactamente a hace alrededor de 900.000 años
“Estamos aplicando nuevos métodos y técnicas, y además tenemos mejor conocimiento de campo y laboratorio. Hemos publicado un estudio que supone un pequeño paso a un gran proyecto que nos va a llevar más tiempo, que es revisar todas las fechas para afinarlas. Queremos incluirlo todo en un marco geocronológico más sólido”, declara a Sinc Josep M. Parés, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, que lidera este estudio sobre la nueva datación del nivel TD6 de la Gran Dolina.
Lo que estrictamente aporta este trabajo es la combinación de la técnica de paleomagentismo –que supone revisar la polaridad de los materiales que constituyen las capas estratigráficas– con la evaluación de las dataciones numéricas ya existentes.
Anteriormente se les daba una edad mínima de 780.000 años y ahora saben que se están refiriendo más exactamente a hace alrededor de 900.000 años. “El cambio puede sonar muy pequeño o muy grande –añade el experto–, pero el estrato de TD6 es precisamente conocido por haber sido el lugar del hallazgo del Homo antecessor y esto define más su edad”.
Lo que van a intentar ahora es utilizar fósiles individuales, en particular dientes, y obtener fechas directas de los restos encontrados
Además, desde entonces han hallado más 90 fósiles humanos y más 200 fragmentos de piedra tallada. La extensión de la excavación es cada vez mayor y poder datarlo tiene mucho interés para los científicos.
“Cuando manejamos estas cifras siempre hay unos márgenes de error. Por ejemplo, cuando publicamos las dataciones de la Sima del Elefante, hablamos de una datación de 1,2 millones de años y el margen de error es alrededor de 130.000 años. Parece una barbaridad, pero no deja de ser un porcentaje pequeño, que puede llegar a ser el 10% de las cronologías”, concluye Parés.
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