"You can tell whether a man is clever by his answers. You can tell whether a man is wise by his questions."- Naguib Mahfouz

martes, 26 de noviembre de 2013

Un casco inteligente transforma los deseos en órdenes



La tecnología de interfaz entre cerebro y ordenador es un intérprete de la actividad mental: a través de electrodos, lee las intenciones en un encefalograma y las transforma en comandos de control. Gracias a ella, un equipo liderado por la Universidad de Valladolid ha diseñado un programa de entrenamiento cerebral para ancianos y un mando a distancia mental de aparatos electrónicos.
Gemma está sentada frente a una pantalla en la que se ve una puerta cerrada. Mientras un casco en su cabeza hace un encefalograma de su cerebro, esta mujer de 64 años debe imaginar durante cuatro segundos que empuja la puerta con su mano derecha. Si lo hace bien, el software procesará la señal y reconocerá las ondas de su hemisferio izquierdo –el que se activa en este caso–, para que finalmente el monitor la muestre abierta.
El software de entrenamiento cognitivo para personas mayores es uno de los primeros frutos de esta investigación seleccionada en 2011 en la primera convocatoria de Proyectos Cero en Envejecimiento de la Fundación General CSIC, que financia la Obra Social La Caixa.
“El punto diferencial del proyecto respecto a otras aplicaciones es que capta directamente la señal cerebral”, recalca Roberto Hornero, director del el Grupo de Ingeniería Biomédica (GIB) de la Universidad de Valladolid (UVA), líder del programa.
La tecnología BCI se basa en el registro y procesado de la actividad mental para que un ordenador u otro aparato electrónico realice una tarea
La tecnología de interfaz cerebro-ordenador (BCI, en sus siglas en inglés), diseñada por Hornero y su equipo, se basa en el registro y procesado de la actividad mental para que un ordenador u otro aparato electrónico realice una tarea.
Los test informáticos que sirven de base a la BCI, diseñados por los neuropsicólogos del centro leonés, van aumentando de dificultad. Todos requieren que el usuario reproduzca tan solo mentalmente el movimiento de una de sus manos.
“Se incrementa el nivel de carga cognitiva con el número de figuras y colores que aparecen”, explica María Dolores del Castillo, directora del Grupo de Bioingeniería Cognitiva del Centro de Automática y Robótica del CSIC. “Hemos necesitado 16 electrodos porque intervienen el córtex occipital, el medial y el prefrontal, no queríamos perdernos nada”.
Zona geográfica: Castilla y León
Fuente: SINC

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